Carta publicada en “Palabra de
lector”, revista Proceso (N. 1877,
21 de octubre, 2012).
Señor Director:
He seguido las notas de Blanca
González y Judith Amador sobre “la renovación de la red de museos de arte de la
UNAM” (Proceso1874), y me surgen varias inquietudes. En primer lugar, en la
información que proporciona Graciela de la Torre, directora de Artes Visuales de esta institución, no se menciona
nada sobre la difusión de las artes plásticas en
dichos museos. Parecería que la funcionaria olvida que la UNAM tiene una
licenciatura y un posgrado en artes visuales, donde se forman profesionales de
la pintura, la escultura, la gráfica y el diseño.
De
la Torre afirmó que la red de museos “va a sentar un nuevo paradigma en el
hacer de la cultura y en el hacer de los museos, con nichos muy particulares
(…)”. Sin embargo, los enunciados que marcarían la orientación distintiva de
cada recinto (el Museo Universitario de Ciencias y Artes de la colonia Roma
estará “enfocado en la experimentación artística (…)”, el Eco se constituirá en
“una caja de resonancia entre la modernidad y lo contemporáneo….”, etcétera)
podrían ser intercambiables o estar sujetos a interpretación, por lo que no se
comprende en qué consistirá la diferencia entre las exposiciones de cada
recinto.
Lo
único que queda claro es que los museos de la UNAM serán lugares para la experimentación
y el ejercicio de curadores e historiadores ¿Y los artistas plásticos cuyo
trabajo independiente no encaje en el “guión curatorial” preestablecido, no tendrán
cabida en ningún recinto? Por otra parte, valdría la pena que la funcionaria
aclarara exactamente a qué se refiere con un “nuevo paradigma”, ya que éste incidiría
en uno de los proyectos culturales con mayores repercusiones dentro y fuera de
la UNAM.
En torno
al mismo tema, en días pasados la Dra. María Teresa Uriarte, Coordinadora de
Difusión Cultural de la UNAM, afirmó que los museos en México están desaprovechados
cuando pudieran ser espacios de creatividad y de mejoramiento académico. Estoy
de acuerdo. Solo que resulta muy contradictorio que el único museo cuyo perfil
no será modificado sea el Museo de Arte Contemporáneo (Muac); quizá porque se le
considera como modelo del “nuevo paradigma”. Tal cosa me parece cuestionable,
considerando que dicho museo es el escenario de “nuevas prácticas”, que
comprenden por ejemplo: instruir a los alumnos de servicio social de distintas
carreras para que expliquen a los visitantes porqué una sábana sucia y arrugada
es arte. En este tenor, me ha tocado presenciar también, cómo la sala educativa
del Muac resulta un buen lugar para poner a jugar con figuritas de plástico a
grupos de adolescentes, infantilizándolos y de paso propiciando en ellos la
desorientación. ¿A esto se le llama “construcción de conocimiento” y “pensamiento
crítico”, o es simple y llano adoctrinamiento para que el público acepte, sin
crítica, que cualquier objeto de uso cotidiano se exhiba como “arte contemporáneo”,
y pueda eventualmente formar parte del acervo (contando por supuesto con la
intermediación de alguna galería)?
Pero los
museos del INBA no están mejor; en los últimos años los visitantes hemos tenido
que sufrir el capricho de directores/as y curadores/as que cambian el perfil y
misión de los museos sin decir agua va. Por ejemplo, en el Museo Carrillo Gil,
las magníficas obras de su colección permanente están embodegadas para dar
cabida al proyecto de curadurías patrocinado por la Fundación Bancomer.
Más
ejemplos: la colección única de arte europeo en México del Museo Nacional de
San Carlos se prestó recientemente a un artista alemán para “dialogar” con las
obras colocando basura en las salas. En la reapertura del Museo Tamayo, los
cuadros de Mark Rothko, Ben Nicholson y José Soto, entre otras obras de su
acervo, se presentan como marco para un video insulso que ocupa el espacio
central de la instalación. Por cierto, en las
flamantes salas ampliadas conté 27 proyecciones en 16 milímetros y video. O
sea, ¿tanto dinero público/privado gastado para poner teles? Una sola sala con
una programación distribuida a lo largo del día habría bastado; pero para
abundar en el desperdicio, el auditorio del museo permanece cerrado.
Como
cereza del pastel, la falta de acuerdo entre el coleccionista Andrés Blaisten y
la UNAM mantiene en suspenso el que podamos volver a ver, en un espacio público,
una colección única de arte mexicano. Hay pocos museos con colecciones
coherentes de arte de México, y a los pocos que la poseen se les cambia su
vocación de un día para otro. ¿A dónde vamos a poder acudir los artistas,
historiadores, estudiantes, académicos y público para estudiar, comprender y
apreciar la extraordinaria producción plástica de pintura, escultura, dibujo y
gráfica, parte esencial de nuestra historia cultural?
Atentamente
Inda
Sáenz. Pintora y
profesora asociada en la Facultad de Psicología de la UNAM.
http://hemeroteca.proceso.com.mx/?page_id=278958&a51dc26366d99bb5fa29cea4747565fec=323120&rl=wh
http://hemeroteca.proceso.com.mx/?page_id=278958&a51dc26366d99bb5fa29cea4747565fec=323120&rl=wh
No hay comentarios:
Publicar un comentario